Texto y fotografía: Nicole Torres / @nikole_torres_a
Las ciudades son más que sus construcciones, son la energía infinita de las personas que las habitan, los pasos apresurados, los anuncios de vendedores ambulantes, el ruido de tráfico, los aleteos de palomas. Son las voces de los vecinos, el aroma a comida recién hecha, las frases escritas en paredes, esos amoríos con uniformes de colegio, los atardeceres coloridos y la brisa del río que las atraviesa.
Las ciudades mantienen tradiciones y adoptan costumbres nuevas, que vienen con las personas migrantes que las transportan. No es extraño, entonces, que exista un campo para Sóftbol en Cuenca-Ecuador, o que haya una cancha para Ecuavoley en el patio de una casa en Nueva York- EEUU. Solo así, las ciudades están vivas.

El campo de Sóftbol
“¡Papá, ponte las pilas!” grita Aarón con las fuerzas que sus siete años le permiten. Es una mañana nublada de domingo, por lo que Daniela, su mamá, le recuerda todo el tiempo que se coloque bien el abrigo. Ambos apoyan a “Los Gigantes”, equipo de Sóftbol en el que su papá, Randolph, es el número 99.
El campo se encuentra en la Ciudadela Álvarez, al frente de un mural, de la Unidad Educativa Zoila Aurora Palacios, con un dibujo en el que varios manos tejen las palabras amor, acogida, hermandad, paz, armonía y unión. El sitio pertenece a la Empresa Pública Municipal de Telecomunicaciones, Agua Potable, Saneamiento y Gestión Ambiental de Cuenca, Etapa.
La mayoría de los “peloteros” son venezolanos, también participan un par de cubanos y ecuatorianos. Varios afirman que usan el terreno desde hace 6 o 7 años. Actualmente realizan un triangular entre “Los Llaneros” -de uniforme gris con detalles turquesa-, “Los Cerveceros” -de camiseta blanca con colores neón- y “Los Gigantes” -con atuendo azul oscuro y naranja-.
A breves rasgos, el sóftbol es una adaptación del béisbol y un deporte Olímpico. No es común en Ecuador, donde la principal atracción es el fútbol. También se conoce como “juego de pelota» y viene del término en inglés softball, que quiere decir bola suave. Requiere de 10 jugadores por equipo, y 2 de reserva. Tiene como objetivo golpear la pelota, recorrer tres bases y realizar la mayor cantidad de carreras en siete entradas o innings.
Generalmente, por cuestiones de tiempo y por que no cuentan con iluminación los jugadores de este campo hacen tres juegos al día: de las 10h00 a 11h40, de 12h00 a 13h40 y de 14h00 a 15h40, y “apostamos un pote -en Venezuela se utiliza esta palabra para referirse a un bote- de $30 por equipo” explica Jesús Ochoa, dirigente de Los Llaneros.
Aarón deja de prestar atención cuando un vendedor de globos pasa por el lugar, Daniela le compra un martillo inflable amarillo. En el juego de hoy se presentaron únicamente Los Llaneros y Los Gigantes, así que no se definirá por horario sino por innings- entradas.
Daniela sonríe mientras recuerda las veces que han roto involuntariamente tejas, vidrios de carros y casas, pero asegura que ya pagaron todo. Poco a poco, se escuchan nombres de jugadas acompañadas de movimientos decididos: pitcheo que tiene que ver con lanzar el balón, jonrón, que viene de las palabras en inglés “home” y “run”, representa la máxima anotación, y otras más como “strike”, “ponchar”.
Han pasado alrededor de dos horas y a Aarón le da hambre, va con Daniela a la tienda. Regresa pero se encuentra con malas noticias: Los Gigantes van perdiendo. Daniela le indica en dónde colocarse para no recibir pelotazos, le pide que esté quieto y que no ingrese al campo. “Ese es zurdo Aarón, párate aquí”, “Aarón no te metas al campo que te pueden golpear”. “Mira Aarón, allá está papá”. Llovizna y Daniela abre su paraguas.




“¿Por qué están perdiendo Los Gigantes si llevaban varias victorias?” pregunta él. Daniela le responde “bueno, porque siempre no van a estar ganando, Aarón”. Randolph se lesiona, y sale del campo de juego.
Cae un poco más de lluvia, pero no ahuyenta a los curiosos que bajan el ritmo de su caminata o a los carros que disminuyen su velocidad para enterarse de los pormenores del juego. Los pantalones claros, propios de los uniformes, se ensucian con la tierra mojada. Una hora más tarde, a las 13h30, tras jugar los 7 innings, la tendencia es irreversible y Los Llaneros ganan 20 carreras a 16. A las 13h37 la familia de Aarón se va.
Después los dirigentes de cada equipo recolectan dinero para pagar a Jhonder Veloz, que es el ámpayer o árbitro. Mientras él levanta las cintas con las que delimitó el terreno y empieza a recoger, con ayuda de los demás, la basura del campo. El 6 de Los Gigantes comenta con seriedad “muchachos hoy les tengo que decir algo, no tengo para pagar el arbitraje, tengo para beber” y todos ríen.
Otro domingo de Sóftbol
Es 18 de febrero, el sol es muy potente. El domingo anterior no jugaron porque era Carnaval, uno de los feriados más grandes de Ecuador. Pero el 9 de febrero vivieron una alegría enorme, los Tiburones de La Guaira ganaron la Serie del Caribe, tras 15 años sin títulos para equipos venezolanos en ese torneo.
Amabilis Alvarado, capitán de Los Gigantes, comenta “para nosotros el béisbol es nuestra tradición, es nuestro deporte ícono nacional, hay más deportes en Venezuela pero el béisbol para nosotros es el número uno”.
Karla Ulloa Chacha es arquitecta urbanista y una migrante ecuatoriana viviendo en Madrid. Para ella los espacios urbanos son una extensión de las personas, “al ser migrante uno intenta recordar, trasladar y materializar las cuestiones intangibles de nuestra cultura y consolidar esta vida, tan anhelada, en un nuevo territorio”.
Hoy vinieron los tres equipos y, tras un sorteo, se enfrentaron primero Los Gigantes y Los Cerveceros, ganaron Los Gigantes. En el segundo partido se enfrentaron Los Cerveceros y Los Llaneros y triunfaron los Llaneros. El partido final, se jugó con los ganadores de los enfrentamientos anteriores, Los Gigantes vs. Los Cerveceros; vencieron los primeros.
“Los espacios que no se usan, comienzan a deteriorarse y se convierten en algo inseguro, así que lo más lógico es que las personas comiencen a usarlo como parque” explica Karla Ulloa Chacha. Pero las condiciones de la cancha no son las ideales, ”lo óptimo sería que tenga más tierra y menos piedras, que estuviera cercada toda con una malla y tener un respaldo para su mantenimiento constante” indica el cubano Alejandro Ortiz, jugador de Los Gigantes, al que cariñosamente llaman Cuba.
Ellos colaboran con el mantenimiento y además cubren todos los gastos de sus implementos y de los torneos en los que representan a Cuenca en otras ciudades como Guayaquil, Machala y Loja. “Queremos formar una liga buena, así como la Liga de Guayaquil, que es la Liga más fuerte de Ecuador”, dice Jesús Fuentes de Los Gigantes.
“Entonces imagínense, nos gusta hacer ese deporte y la mayoría somos inmigrantes y el inmigrante viene para acá a trabajar, a darle mejor vida a la familia y no todos tienen buenos trabajos”, dice Jesús Ochoa. Según el Consejo Nacional para la Igualdad de Movilidad Humana, CNIMH, las personas en situación de movilidad se dedican a servicios de limpieza, panadería, restaurantes y un 70% tienen emprendimientos propios.
El CNIMH también asegura que Pichincha, Manabí, Azuay -donde se encuentra Cuenca- y Guayas, son las provincias que tienen mayor cantidad de personas en situación de movilidad humana. En el Informe de Resultados de Remesas del Banco Central del Ecuador, BCE, consta que Pichincha y Guayas concentraron el 51,7% de remesas enviadas a otros países -$95,6 millones- durante el tercer trimestre del 2023. Los países que más dinero recibieron fueron Colombia, México y Argentina.
A eso de las 15h40, llega un grupo nuevo de peloteros -con camisetas negras con apliques en azul eléctrico- son los “Cuenca Dodgers”, un equipo de 22 personas, en el que la mayoría son ecuatorianos y 6-8 venezolanos. “Estoy aprendiendo a jugar sóftbol con mis amigos de Cuba, Venezuela, y algunos de Ecuador, porque es interesante y aquí no se escucha nada de esto” admite Paúl Cabrera.
Ildemar Castro,otro jugador de los Cuenca Dodgers, dice que la intención de ese partido, en el que se enfrentan compañeros del mismo equipo, es compartir más que competir. ”Este jueguito es más informal, jugamos para divertirnos” explica. Hay adolescentes, adultos y mujeres, cuenta que en ocasiones el equipo es mixto. El ambiente se convierte en una fiesta, mamás, amigos y familiares apoyan a los suyos. Los que jugaron antes se quedan a mirarlos, incluyendo a Aarón, Daniela y Randolph.
Las jugadas son menos precisas que en la mañana, pero la barra está encendida. Las frases más creativas provienen de las cubanas Lorenza y su mamá. “Paúl, oye infiltrado, acuérdate que juegas para nosotros”. “ A ese muchacho no me lo dieron de comer esta semana, la otra semana la mandaba lejos y ahora…». Un señor los defiende “están aprendiendo, no les pueden pedir más”. “Oigan, pero ¿por qué son así? Den ánimo a su equipo” reclama, entre risas, una de las personas dentro de la cancha.
Tania Chapa, socióloga e investigadora de Pydlos en la Universidad de Cuenca, comenta que “los juegos, dinámicas y prácticas lúdicas permiten romper barreras, porque al hacerlo, disfrutas en grupo por conseguir un objetivo en común”. De hecho, es la estrategia que utilizan en “Antirumores”, un proyecto que busca prevenir la discriminación a personas en situación de movilidad y aprovechar al máximo la diversidad en los barrios de Cuenca, a través del acercamiento de la población migrante y la receptora.
El 31% de personas en situación de movilidad refirieron haber sido discriminadas, excluidas o maltratadas” en Ecuador, de acuerdo a encuestas del CNIMH realizadas en 2022. “Lo que más me molesta de aquí, de Ecuador, es que cualquier cosita mala que pasa, dicen que quien lo hizo era venezolano. Hubo un problema por aquí muy cerca, y pues la gente ya estaba pensando en nosotros, pero los vecinos salieron, nos defendieron y saben que aquí no sucede más nada que no sea deporte. Tenemos su apoyo” relata Jesús Fuentes.
Lourdes Avilés que vive al frente de las canchas, en una casa de dos pisos con un balcón, lo confirma. “En algún problema que hubo aquí en el barrio, ellos fueron bien solidarios y fueron un apoyo grande” cuenta. “Me admira la unión que tienen, porque mientras están jugando nunca les he visto que se enojen porque alguien perdió o porque tiró mal la pelota, nunca”.
Paúl Cabrera dice que se debe a que es un deporte “en el que no hay mucho contacto, entonces, así las personas se enojen, pase lo que pase, no va a haber contacto físico”. El periodista venezolano Juan Pedro Antonuccio, amplía esta visión y dice que en general -el béisbol y el sóftbol- son deportes amables, “aunque sí existen peleas no es nada en comparación con el fútbol. Tampoco su fanaticada tiene barras bravas” explica él.

“Vamos a dejar que ganen porque ya hemos ganado mucho…en nuestros sueños” pronuncia lapidariamente Lorenza. Cuando el partido finaliza, “Cuba” les da consejos a los Cuenca Dodgers para armar las bases y para que puedan jugar con menos participantes. Les ayuda con un pico, y les dice “hay que hacer que la arena se compacte con la tierra”. “Es un juego muy complejo y con muchas reglas, hay que prestarle mucha atención. No es tan fácil de entender ,así, a la primera vez”, dice Jesús Fuentes.
“Lo que se plantea, desde el urbanismo feminista, es que este espacio que surgió desde el pueblo y que está funcionando bien, llegue a la cabeza, a las autoridades municipales, que ellas puedan dar los recursos para que la explanada tenga las condiciones necesarias y no sea un espacio improvisado, sino un espacio planificado. Así, puede seguir siendo utilizado, ser más versátil e integrar a más personas «, detalla Karla Ulloa Chacha.
“Te pasas de lunes a sábado trabajando, pero sabes que el domingo vienes, compartes, te sientes en ambiente y puedes chalequear”, dice feliz Jesús Fuentes. Chalequear es lo equivalente a molestar, bromear, en un ambiente de amistad . “Después de jugar, van, compran su pollo y su cola -refresco o soda-, cada uno coge un trocito y lo comen en la vereda de la esquina y luego dejan todo limpiecito” relata la vecina Lourdes Avilés.
Vóley en “El Bronx”
La frase inicial de “El país de Manuelito” de Alberto Barrera Valverde dice: “Manuelito salió sin despedirse. Dejaba atrás una casa con árboles crecidos y con un viento viejo. Los recordaría siempre: los árboles son para los huérfanos como los abuelos ajenos; cuentan lo mismo todos los días, a las mismas horas. Era la madrugada y hacía frío cuando Manuelito comenzó la caminata. Los senderos, como los ríos, vienen de la montaña. Por eso, pensaba que él debía bajar. Recordaba los mapas: el norte está arriba”.
María Arias también dejó su casa en Paute, Azuay, pero hizo el recorrido inverso que Manuelito, ella se fue hacia el norte, Estados Unidos. Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos, INEC, el 32,8% de todas las salidas internacionales registradas de ecuatorianos en 2022 tuvieron como destino este país.
De EE.UU. proviene la mayor cantidad de remesas para Ecuador. De acuerdo al BCE, en el tercer trimestre de 2023, el flujo de remesas ascendió a USD 1.000,7 millones, constituyendo el 71,6% del total recibido. Las provincias de Guayas, Azuay, Pichincha y Cañar, fueron las más beneficiadas.
María decidió abandonar Ecuador hace 13 años por la falta de oportunidades y por sus deudas. Para ella lo más difícil fue separarse de sus cinco hijos. Pero, poco a poco, y con su trabajo duro en servicios de limpieza, pudo llevarlos hasta allá. “Sin ellos no había tranquilidad, estar juntos es lo más importante de la vida”, dice. Ahora ella tiene 54 años, y sus hijos 33 años, 28, 23 y los gemelos 20. Es abuela de una niña de 9 años.


En 2021 logró comprar una casa en El Bronx, Nueva York, y por petición de Andrés y Robinson, sus hijos mayores, que son amantes del “Ecuavoley”,decidió armar unas canchas en el patio. Este deporte, originario de Ecuador, es un tipo de voley que utiliza una pelota de fútbol y una red, en un terreno con medidas específicas. Suelen enfrentarse un “servidor”, “colocador» y un “volador”, contra tres contendientes con las mismas posiciones- como son especialistas- rara vez cambian de posición.
Las Canchas Cumbe -Arias abren sus puertas los viernes y sábados, después de horarios de trabajo. “Antes mis hijos iban a jugar en un parque y yo llevaba comida ecuatoriana para vender, pero con cuidado que aquí las leyes son muy estrictas” indica María. Ahora ofrece salchipapas, empanadas, humitas, chancho y hasta cuyes, para los amigos de sus hijos que vienen a jugar.

Me dicen “es como estar comiendo en Ecuador, porque sazono con nuestros sabores” comenta María. Tania Chapa explica que tener momentos de intercambio cultural es totalmente necesario. “Conocer la comida, conocer su experiencia, sus sueños, es conocer a las personas desde otra dinámica, la de la empatía, y no desde el estereotipo y el prejuicio. Permite conocer a la persona, más allá de su nacionalidad”, dice la investigadora.
La alegría es un lenguaje universal y algunos de sus vecinos, van o como María dice “se apegan y están mirando”. También, los compatriotas, traen a sus parejas de otros lugares: colombianos, hondureños, mexicanos, dominicanos y a ellos también les gusta el deporte y la comida, comenta. Incluso en el perfil de Facebook de las Canchas Cumbe Arias, se puede ver a varias personas, bailando y jugando carnaval a más de 4763 km del país – según Google Maps.
María y su familia cobran 10 dólares por la red de cada partido, eso les permite cubrir costos de limpieza, mantenimiento e iluminación. Si se animan realizan campeonatos, pero en época de verano, y tratando de no hacer mucha bulla para no molestar a los vecinos. Pero el vecindario no tiene por qué preocuparse, pues, al igual que en el sóftbol, en el Ecuavoley tampoco es común que existan peleas.
Una nueva oportunidad
El que existan estos dos lugares, tan lejanos entre sí pero cercanos en experiencia, es para Karla Ulloa Chacha un acto reivindicativo. “Esto transforma los imaginarios colectivos y disuelve la xenofobia, involuntariamente. Ahora cuando digan que somos malos, las personas van a cuestionar eso y decir no, pero si ocupan tal espacio, hacen deporte”.
Tania Chapa coincide con esta visión de Karla “creo que tener estos espacios es un ejercicio ciudadano, es decir, te sientes parte del lugar de acogida a donde has llegado. Entonces creo que hace visible de que tenemos personas diferentes, prácticas diferentes, permitiendo enriquecerse de esa diversidad”, dice. Además, para ella, la empatía permite que los hechos particulares no afecten los derechos a vivienda, educación y oportunidades laborales.
Es tan importante “que se visibilice ese aporte que damos la gente de afuera, que hacemos la gente de afuera para construir ciudad, aunque no es nuestra ciudad, pero sí el espacio donde hacemos nuestra vida y donde hace la vida nuestra familia, nuestros hijos, nuestras abuelas, madres, hermanas” explica con emoción Karla Ulloa Chacha.
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«Este trabajo fue realizado en el marco de la formación para periodistas «Cambiar la mirada. Nuevas narrativas sobre migración», convocada por la Oficina Regional para América Central y el Caribe de ONU Derechos Humanos, en colaboración con el Departamento Medios, Comunicación y Cultura de la Universidad Autónoma de Barcelona, y el Centre d’Estudis i Recerca en Migracions».

Comunicadora social, con corazón de periodista. En sus ratos libres cocina, así que, espera haber heredado la sazón de su abuelita.
Nicole Torres